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¿Hay algo más reconfortante que una sartén de patatas gratinadas calientes con una corteza dorada y mantecosa? ¡Realmente lo dudo! Aunque las patatas gratinadas tienen sus raíces en la cocina francesa, se han abierto camino en los corazones y las cocinas de personas de todo el mundo. En el Medio Oeste, hemos añadido nuestro propio toque único a este plato clásico. En mi opinión, no hay mejor comida reconfortante que esta, ya sea que tengas antojo de algo con queso y cremoso, estés organizando una gran reunión familiar o te enfrentes a una noche fría. Nosotros, los que estamos ocupados, podemos cocinarlo con antelación y aun así tener una cena cálida y reconfortante sin tener que apresurarnos en el último minuto.
Sirva estas deliciosas papas con algo sencillo pero abundante, como espárragos al vapor, una ensalada verde crujiente para equilibrar la riqueza o pollo asado para aumentar la proteína. Para ser honestos, combinan bien con prácticamente todo.
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