Prepárelo como un profesional: engrase un molde para hornear cuadrado de 9 pulgadas con un poco de aceite en aerosol y cúbralo cuidadosamente con papel pergamino.
Coloca las nueces pecanas recién picadas en una capa uniforme, asegurándote de que cada pieza ocupe su lugar.
En una olla robusta de fondo grueso de 3 cuartos de galón, coloque la mantequilla, el azúcar y la sal. ¡Que comience la magia!
Calienta este trío a fuego medio-bajo hasta que el azúcar se disuelva dulcemente, mientras revuelves para esparcir el amor.
¡Deja que la mezcla burbujee! Pero no la abandones. Revuelve suavemente de vez en cuando, tratando de alcanzar esa temperatura dorada de 290 °F a 300 °F (o la etapa de “quebradura dura”) en tu confiable termómetro para dulces.
¿Has conseguido la temperatura ideal? ¡Genial! Retira del fuego. Ahora, para darle el toque aromático, añade el extracto de vainilla.
Con mucho cuidado, vierte este oro líquido sobre las nueces que esperan pacientemente.
Ahora, ¡paciencia! Déjalo reposar un poco y luego rocía la parte superior con las chispas de chocolate con leche.
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